sábado, 3 de noviembre de 2007

.. Mito o Razón?


- Mamá, mamá... ¿Existen los unicornios? Es que... En el libro que me han mandado en el cole dice que hace muchísimos años los unicornios poblaban la tierra... También dicen que ahora hay menos, pero que solamente pueden verlos las princesas... Mamá, mamá... ¿Es verdad?
- Verás hija...

Esta podría ser una de las situaciones que a diario tienen lugar en muchos de los lugares de nuestro planeta. Ante la anterior situación la madre se plantea cómo decirle a su hija que en realidad los unicornios no existen. Su pregunta llegado este momento seria: ¿Cómo se lo explico? ¿Le digo que en realidad el unicornio es un animal fantástico que jamás ha existido, científicamente...? ¿O se lo explico de una manera más suave para no quitarla la ilusión, explicándola que cuando Dios mandó a Noe a meter una pareja de cada clase de animales, se olvidó al unicornio?

En mi opinión, la explicación mítica es aún capaz de hacernos olvidar por un momento que vivimos en una realidad en la que todas las cosas tienen un por qué, en la que ya no queda ni un huequito para la imaginación, en la que todos estamos dominados por el extraño poder de la razón que, aunque es inevitablemente necesario, raras veces deja ese espacio que, aún creyéndonos que todo lo sabemos, necesitamos para imaginar. La imaginación es para la raza humana algo tan necesario que sin ella dejaríamos de ser personas pues, no somos simples máquinas o robots, somos mucho más que eso, tenemos la capacidad de conocer, de explicar, de imaginar...

Por eso creo que el mito ayuda a ser un poco más felices, porque una historia relatando un hecho explicable por la ciencia, ha conllevado un trabajo extraordinariamente increíble por parte de su creador, consiguiendo que durante siglos y siglos primero, la gente entendiera lo que sucede y, posteriormente, provocar una sonrisa cuando conseguimos imaginarnos aquello que un cuento pretende explicar, como si volviéramos a ser niños.

Pero hoy en día nuestra sociedad es tan avanzada que la ciencia es algo completamente necesario, por tanto, si, creamos en la ciencia, pero permitamos también por un momento dejarnos invadir por la magia, mentirosa e infantil, del mito.